Proyecto de Formación Sindical

Género y Sindicalismo

Módulo 2

La situación de las mujeres en el mundo laboral

La división sexual del trabajo y la brecha de género

La división sexual del trabajo es un concepto que se refiere a la asignación diferenciada y jerárquica de tareas, roles y espacios a hombres y mujeres en función de su género. Esta división se basa en una separación entre el ámbito productivo y remunerado, tradicionalmente asignado a los hombres, y el ámbito reproductivo y no remunerado, tradicionalmente asignado a las mujeres.


La división sexual del trabajo ha sido un pilar fundamental del sistema económico y social, que ha invisibilizado y desvalorizado el trabajo doméstico y de cuidados realizado mayoritariamente por las mujeres, al mismo tiempo que ha sobrevalorado y remunerado el trabajo productivo realizado mayoritariamente por los hombres. Esta división también ha limitado las oportunidades y opciones laborales de las mujeres, que se han concentrado en sectores y ocupaciones feminizadas, precarias y mal pagadas.


Como consecuencia de la división sexual del trabajo, persisten importantes brechas de género en el mundo laboral, que afectan negativamente a las mujeres. Algunas de estas brechas son:



Para superar estas brechas y avanzar hacia la equidad de género en el mundo laboral, es necesario cuestionar y transformar la división sexual del trabajo, así como promover políticas y medidas que fomenten la corresponsabilidad entre hombres y mujeres en las tareas de cuidado, la igualdad salarial, la eliminación de la segregación ocupacional, entre otras.

La discriminación y la violencia de género en el trabajo

La discriminación de género en el trabajo se refiere al trato desigual, excluyente o perjudicial hacia las personas por razón de su género, que limita sus oportunidades y derechos laborales. Esta discriminación puede ser directa, cuando se da un trato diferente y menos favorable a una persona por ser mujer u hombre, o indirecta, cuando una práctica o criterio aparentemente neutral tiene un impacto negativo y desproporcionado sobre un género.


Algunas formas comunes de discriminación de género en el trabajo son:


Además de la discriminación, las mujeres también enfrentan diversas formas de violencia de género en el trabajo, que atentan contra su dignidad, integridad y derechos fundamentales. Algunas de estas formas de violencia son:


La discriminación y la violencia de género en el trabajo tienen graves consecuencias para la salud, el bienestar y el desempeño de las personas afectadas, así como para la productividad y el clima laboral de las empresas y organizaciones. Por ello, es fundamental que los sindicatos y otros actores sociales promuevan políticas y medidas de prevención, atención y sanción de estas problemáticas, así como de reparación y justicia para las víctimas.


La conciliación de la vida laboral, familiar y personal

La conciliación de la vida laboral, familiar y personal se refiere a la posibilidad de equilibrar y armonizar los tiempos y espacios dedicados al trabajo remunerado, al cuidado de la familia y al desarrollo personal, sin que esto implique renuncias o sacrificios excesivos en ningún ámbito. Esta conciliación es un derecho fundamental para garantizar la igualdad de oportunidades y la calidad de vida de todas las personas, especialmente de las mujeres, que siguen asumiendo la mayor parte de las responsabilidades familiares y domésticas.


Sin embargo, en la realidad, la conciliación sigue siendo un desafío pendiente para muchas mujeres trabajadoras, que enfrentan diversas barreras y dificultades para combinar sus roles productivos y reproductivos. Algunas de estas barreras son:


Para avanzar hacia una verdadera conciliación de la vida laboral, familiar y personal, es necesario promover una redistribución equitativa de los trabajos y responsabilidades entre hombres y mujeres, así como una revalorización social y económica de los cuidados. También es fundamental impulsar políticas públicas y medidas empresariales que faciliten y promuevan la conciliación, como la ampliación de los permisos parentales, la flexibilización de los horarios y espacios de trabajo, la mejora de los servicios públicos de cuidado, entre otras.


Desde el sindicalismo, la conciliación debe ser una prioridad en la agenda de negociación colectiva, para garantizar que los convenios colectivos incluyan cláusulas y medidas que permitan a todas las personas trabajadoras, y especialmente a las mujeres, ejercer su derecho a la conciliación sin penalizaciones o discriminaciones. También es importante sensibilizar y formar a los trabajadores y trabajadoras sobre la importancia de la corresponsabilidad y el reparto equitativo de las tareas de cuidado, así como denunciar y combatir las prácticas empresariales que obstaculizan o penalizan la conciliación.

Los derechos laborales de las mujeres y los convenios de la OIT

Los derechos laborales de las mujeres son aquellos que garantizan la igualdad de oportunidades y de trato en el acceso al empleo, la formación, la promoción y las condiciones de trabajo, así como la protección contra la discriminación y la violencia por razones de género. Estos derechos están reconocidos en diversos instrumentos internacionales de derechos humanos, como la Convención sobre la Eliminación de Todas las Formas de Discriminación contra la Mujer (CEDAW) y los convenios de la Organización Internacional del Trabajo (OIT).


Algunos de los convenios de la OIT más relevantes para los derechos laborales de las mujeres son:


Estos convenios, junto con las normas internacionales de derechos humanos, constituyen un marco de referencia fundamental para la promoción y protección de los derechos laborales de las mujeres a nivel global. Sin embargo, su aplicación efectiva sigue siendo un desafío en muchos países y sectores, debido a la persistencia de barreras legales, institucionales y socioculturales que limitan su cumplimiento.


Por ello, es fundamental que los sindicatos y otros actores sociales promuevan la ratificación, implementación y monitoreo de estos convenios, así como su incorporación en la legislación y práctica nacional. También es importante que se desarrollen políticas y medidas específicas para hacer efectivos los derechos laborales de las mujeres, como la igualdad salarial, la prevención y sanción del acoso sexual y la violencia laboral, la protección de la maternidad y la paternidad, entre otras.