Proyecto de Formación Sindical
Género y Sindicalismo
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Género y Sindicalismo
La negociación colectiva es una herramienta fundamental para mejorar las condiciones laborales y de vida de las personas trabajadoras, así como para regular las relaciones entre sindicatos y empleadores. Sin embargo, tradicionalmente, la negociación colectiva ha sido un espacio masculinizado y ciego al género, que ha invisibilizado o subvalorado las necesidades y demandas específicas de las mujeres trabajadoras.
Incluir la equidad de género en la negociación colectiva implica reconocer que las mujeres enfrentan desigualdades y discriminaciones específicas en el mundo del trabajo, que requieren de medidas y soluciones diferenciadas. También implica cuestionar y transformar las estructuras y prácticas de la negociación colectiva que reproducen o refuerzan los estereotipos y roles tradicionales de género, como la subrepresentación de las mujeres en las mesas de negociación o la priorización de temas "masculinos" como los salarios o la jornada laboral.
Algunos argumentos que justifican la importancia de incluir la equidad de género en la negociación colectiva son:
Permite visibilizar y abordar las brechas y desigualdades de género en el mundo del trabajo, como la brecha salarial, la segregación ocupacional, la precariedad laboral o la violencia y el acoso sexual.
Mejora las condiciones laborales y de vida de las mujeres trabajadoras, al incorporar sus necesidades y demandas específicas en los convenios colectivos, como la conciliación de la vida laboral y familiar, la protección de la maternidad y la paternidad, o la prevención y sanción del acoso sexual.
Fortalece la participación y el liderazgo de las mujeres en los sindicatos y en la negociación colectiva, al promover su presencia y voz en las mesas de negociación, así como su formación y capacitación en habilidades de negociación y perspectiva de género.
Beneficia a todas las personas trabajadoras, no solo a las mujeres, al promover un modelo de relaciones laborales más igualitario, justo y corresponsable, que valore y redistribuya los trabajos de cuidados, y que permita una mejor conciliación de la vida laboral, familiar y personal para todas las personas.
Contribuye a la justicia social y a la democracia, al cuestionar y transformar las relaciones de poder y las desigualdades estructurales entre hombres y mujeres, tanto en el mundo del trabajo como en la sociedad en general.
Para incluir la equidad de género en la negociación colectiva, es necesario incorporar cláusulas y medidas específicas en los convenios colectivos que promuevan la igualdad entre hombres y mujeres en el ámbito laboral. Estas cláusulas pueden abarcar diversos temas y áreas, como:
Igualdad salarial: cláusulas que garanticen la igualdad de remuneración por un trabajo de igual valor, así como la transparencia y objetividad en los sistemas de evaluación y clasificación de puestos.
Acceso al empleo y promoción: cláusulas que fomenten la contratación y promoción de mujeres en sectores y puestos masculinizados, así como la eliminación de requisitos o criterios discriminatorios en los procesos de selección.
Formación y capacitación: cláusulas que promuevan la participación equitativa de hombres y mujeres en los programas de formación y capacitación, tanto en habilidades técnicas como en liderazgo y perspectiva de género.
Conciliación y corresponsabilidad: cláusulas que favorezcan la conciliación de la vida laboral, familiar y personal, como permisos parentales, flexibilidad horaria, teletrabajo, servicios de cuidado, entre otras, así como la corresponsabilidad de los hombres en las tareas de cuidado.
Salud y seguridad laboral: cláusulas que aborden los riesgos y necesidades específicas de salud y seguridad de las mujeres trabajadoras, como la prevención de riesgos ergonómicos, la protección de la maternidad o la atención a la salud sexual y reproductiva.
Prevención y sanción del acoso sexual y la violencia laboral: cláusulas que establezcan protocolos y mecanismos para prevenir, atender y sancionar el acoso sexual y otras formas de violencia de género en el trabajo, así como medidas de protección y reparación para las víctimas.
Participación y representación sindical: cláusulas que fomenten la participación y representación equitativa de mujeres y hombres en las estructuras y órganos sindicales, así como en las mesas de negociación y diálogo social.
Además de estas cláusulas específicas, es importante que los convenios colectivos incorporen un lenguaje inclusivo y no sexista, así como una perspectiva interseccional que reconozca la diversidad y las múltiples discriminaciones que pueden enfrentar las mujeres trabajadoras por su edad, origen étnico, orientación sexual, discapacidad, entre otras.
Para incluir efectivamente la equidad de género en la negociación colectiva, es necesario que las personas negociadoras, tanto sindicales como empresariales, cuenten con estrategias y habilidades específicas. Algunas de estas estrategias y habilidades son:
Formación y sensibilización en género: es fundamental que las personas negociadoras tengan conocimientos básicos sobre género, derechos laborales de las mujeres y negociación colectiva con perspectiva de género, para poder identificar y abordar adecuadamente las desigualdades y discriminaciones en el ámbito laboral.
Diagnóstico y análisis de género: antes de la negociación, es importante realizar un diagnóstico y análisis de la situación de género en la empresa o sector, identificando las brechas, necesidades y demandas específicas de las mujeres trabajadoras, así como los impactos diferenciados de las políticas y medidas laborales en hombres y mujeres.
Participación y consulta a las mujeres: es clave garantizar la participación y consulta activa a las mujeres trabajadoras en todo el proceso de negociación colectiva, desde la elaboración de la plataforma de demandas hasta la aprobación y seguimiento del convenio colectivo. Esto implica promover espacios y mecanismos de participación específicos para las mujeres, como asambleas, comisiones o encuestas.
Alianzas y redes de apoyo: es importante construir alianzas y redes de apoyo con otros actores y organizaciones que trabajen por la equidad de género, como las secretarías o comisiones de género de los sindicatos, las organizaciones feministas, las instituciones públicas de la mujer, entre otras. Estas alianzas pueden brindar asesoría técnica, respaldo político y movilización social a las demandas de género en la negociación colectiva.
Comunicación y argumentación con enfoque de género: durante la negociación, es clave utilizar una comunicación y argumentación con enfoque de género, que visibilice las desigualdades y discriminaciones que enfrentan las mujeres trabajadoras, y que justifique la necesidad y los beneficios de las cláusulas y medidas de igualdad para todas las partes. Esto implica evitar los estereotipos y prejuicios de género, y utilizar datos y evidencias para respaldar las propuestas.
Disposición al diálogo y la búsqueda de consensos: la negociación colectiva con perspectiva de género requiere de una disposición al diálogo y la búsqueda de consensos entre las partes, reconociendo que la igualdad entre hombres y mujeres es un objetivo común y beneficioso para toda la sociedad. Esto implica evitar posiciones maximalistas o confrontativas, y buscar soluciones creativas y equilibradas que atiendan las necesidades e intereses de todas las partes.
Para fortalecer las habilidades y estrategias de negociación colectiva con perspectiva de género, es fundamental realizar análisis de casos y ejercicios prácticos que permitan aplicar los conocimientos adquiridos a situaciones concretas y reales. Algunos ejemplos de casos y ejercicios que se pueden trabajar en el módulo son:
Análisis de convenios colectivos con cláusulas de igualdad: se pueden analizar convenios colectivos de diferentes sectores y países que hayan incorporado cláusulas y medidas para promover la equidad de género, identificando sus fortalezas, debilidades y posibles mejoras.
Simulaciones de mesas de negociación: se pueden realizar simulaciones de mesas de negociación colectiva donde las personas participantes asuman diferentes roles (sindicato, empresa, mediación) y deban negociar cláusulas específicas de igualdad, como la igualdad salarial, la conciliación o la prevención del acoso sexual.
Resolución de casos prácticos: se pueden presentar casos prácticos de situaciones de desigualdad o discriminación de género en el ámbito laboral (por ejemplo, una denuncia de acoso sexual, una brecha salarial injustificada o una dificultad para conciliar), y pedir a las personas participantes que propongan estrategias y soluciones desde la negociación colectiva.
Elaboración de propuestas y argumentarios: se puede pedir a las personas participantes que elaboren propuestas concretas de cláusulas de igualdad para incluir en un convenio colectivo, así como los argumentarios y evidencias para defenderlas en una mesa de negociación.
Estos ejercicios prácticos deben realizarse en un ambiente de confianza y respeto, que permita el intercambio de ideas y experiencias, así como la retroalimentación constructiva entre las personas participantes. También es importante que se realicen desde una perspectiva interseccional, reconociendo la diversidad y las múltiples discriminaciones que pueden enfrentar las mujeres trabajadoras.